Por Libertad Magenta
El 1° de marzo se dio inició a un nuevo período de sesiones ordinarias en la legislatura provincial, la inmensa mayoría de los proyectos para la conformación de nuevos municipios perdió estado parlamentario, entre ellos el de Sierra de los Padres, porque nuestros legiladores no tuvieron la valentía ni siquiera de tratarlos, ni que hablar de debatirlos y aprobarlos o rechazarlos.
Esto significa que las más de 60 localidades de la Provincia, algunas de las cuales llevan más de 50 años de luchas, que quieren, y mejor sería decir necesitan, separarse de las ciudades cabecera y logar el estado de Municipio, deberán volver a presentar sus proyectos en la legislatura provincial y necesitarán de legisladores que acompañen esos proyectos, algunos lo usarán políticamente y harán de cuenta que acompañan, en busca de votos, en un año electoral como el que transcurre, otros esconderán la cabeza bajo la tierra como el avestruz, pero lo cierto es que de continuar con esta actitud por más proyectos que se presenten nada cambia.
Venimos hablando en esta columna de la necesidad de estas localidades, del lastimoso abandono al que se las somete, de las luchas que asumen, de los beneficios que provee la descentralización, pero es obvio que nuestros representantes hacen oídos sordos a todos estos planteos, y decimos nuestros representantes porque es justo lo que son o lo que deberían ser, los legisladores deberían llevar la voz del pueblo al congreso, sin embargo nos gobiernan a control remoto sin saber las necesidades de sus comunidades.
Está claro que no se forman, no estudian, no se asesoran con expertos, se rodean de obsecuentes aplaudidores, y no escuchan, no sólo lo que se diga desde medios comunitarios o lo que digan los vecinos y las comunidades de donde ellos mismos salen, no escuchan nada de nada.
No entienden que pesa sobre ellos la inmensa responsabilidad de la distribución territorial de la provincia para el beneficio y mejor calidad de vida de todos los bonaerenses, no como patrones de estancia que se reparten tierras y votos, sino como artífices de mejores administraciones, de estados municipales ágiles y próximos al vecino, con una descentralización provincial seria y eficiente, porque los verdaderos cambios nunca vienen de arriba para abajo, van de abajo para arriba.