Editorial: No hay plata

No hay plata, afirmó Montenegro al comenzar la reunión con los comerciantes de la cumbre.
Con esto justificaba la falta de obras en el municipio, afirmando que la mayor deuda de su gestión era esa.

Se ofuscó, cuando uno de los presentes le dijo que Sierra de los Padres, y le aclaró que se refería a toda la delegación, estaba completamente abandonada por el estado, ese fue el único momento en el que el intendente se mostró muy enojado y dijo, “Eso no lo voy a permitir, no es verdad”, pero después no hubo de hecho, salvo remarcar que tienen que elegir prioridades, otros argumentos que refuten la afirmación del vecino.

Como lo vienen haciendo históricamente, nos dirán que nuestra zona es morosa en la Agencia de Recaudación Municipal y a pesar de que no es cierto, podríamos responderles que flacas ganas nos dan de pagar una tasa que nos reporta muy acotados beneficios.
Pero si no podemos hablar de las obras que no se hacen, podríamos hablar de las que sí se hacen. Y acá, descartando la del pavimento de la calle Eva que la pagan los vecinos, cuando pensamos en qué se hace, nos acordamos del cuento de los tres cerditos.

Por si alguno no tuvo infancia, eran tres hermanos que deciden hacerse una casa para protegerse del lobo, que con un par de soplidos derrumbó la de los dos menores, más perezosos y juguetones y terminaron los tres en la del hermano mayor, una casa más fuerte, de ladrillos con puerta, ventanas y chimenea, una obra pensada, planificada, que llevó más esfuerzo y tiempo construir, pero que no desapareció con los soplidos del lobo.

Y porqué no compararlo con el cuento, vieron ese reductor de velocidad en la calle Argentina, cuando dijimos, ni siquiera bachearon el pozo que está al lado, la mitad voló en menos de un mes, a eso se le llama tirar la plata. Además, innecesario en ese lugar por donde se lo mire, sobre un pavimento que se desgrana con solo fijarle la vista. Pero lo hace ahí, bien a la vista de todos, para mostrarnos que algo hacen, y muchas veces para cumplir los caprichos de vecinos inquietos.

Desparramar granza a lo largo y a lo ancho de la delegación, que termina en las zanjas después de cada lluvia, puede ser necesario o imprescindible en muchos casos, pero es tirar la plata a la zanja una y otra vez. Si al menos se planificara, se podría decir, este es el plan de pavimentación de Sierra de los Padres, este año vamos a hacer Río Calchaquí, beneficiamos a vecinos y a tres escuelas de La Gloria de la Peregrina, el que viene hacemos la colectora de Colinas Verdes y así, con mejores ideas que las nuestras, nos sacamos de encima calles que hay que mantener infinitamente, ah, cierto esas calles igual ni las mantienen. Hacer por hacer es tirar plata que se podría utilizar para mejoras duraderas.

La colectora de La Gloria de la Peregrina, una obra hecha por Nación hace alrededor de 15 años, está impecable, aunque ni si siquiera le sacan el pasto que podría dañarla, incluso el ensanche del Varetto, de la misma época, pero de diferente calidad, en 15 años no necesitó más que el poco mantenimiento de banquinas que le dieron, son una muestra de lo que se puede hacer.

La fábula de ‘Los tres cerditos’ tiene su moraleja, sus personajes retratan los valores del esfuerzo, la constancia, el trabajo y la responsabilidad.
Sabemos que no todo es soplar y hacer botellas, pero cuando se piensa en un lugar, porque lo elegimos, lo conocemos, lo queremos, no importa si hacer las cosas bien lleva más esfuerzo, más trabajo o más tiempo, si después van a durar décadas y nos va a permitir seguir haciendo otras nuevas, puede ser tan reconfortante como sentarse al lado de la chimenea sabiendo que aunque el lobo sople la casa no se va a volar.

Miriam Leo
miriamleo@sierradelospadres.com.ar

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