Por Carlos Vazquez
Cuando el periodismo era un oficio y no una profesión como algunos plantean ahora, Oscar “Coqui” Gastiarena, con 17 años hizo sus primeros palotes en un diario. Tan solo 12 años después ya estaba comandando la Redacción de La Capital.
Allí no vaciló en ir a España y hacerle una nota en el exilio al Gral. Perón, la primera que daba a un medio del interior del país. En el mismo reportaje el líder del justicialismo acuñó aquello de que “el pueblo no se equivoca”, haciendo alusión a que cuando íbamos en vías de ser una gran Nación empezaron las campañas del odio, que vaya si duraron. En ese momento otro gran maestro del periodismo, Héctor Ricardo García – creador de Crónica y Así- lo llevó al diario El Atlántico en Mar del Plata. Años difíciles los ’70 para el periodismo, donde seguramente no hubiese sobrevivido ninguno de los reporteros perspicaces si no caminaban sobre una delegada línea entre el deber, la independencia y la censura. Unos años después, Coqui, se retiró de la Dirección de ese diario y de las máquinas de escribir.
Como vecino se entusiasmó cuando salió el primer Nueva Sierra y luego como si fuera un desconocido, un novato, nos pedía permiso para mandar alguna nota que su genio no podía calmar. Y así sus columnas fueron leídas por todos los serranos desde estas páginas. A veces criticando lo local, otras haciendo reflexiones políticas de altura, otras a la vieja usanza con pseudónimos, tenía que cuidar su costado comercial…
EL EMPRESARIO
Al dejar las redacciones Coqui se afincó acá y arrancó su emprendimiento. Lo llamaron Mini-Zoo ‘El Paraíso’ -aunque con los años dejó de ser Mini- y sobre el predio de 9 hectáreas fue trayendo y sobre todo recibiendo desde otras provincias, decenas de animales de todo tipo.
Se le debe reconocer que gran parte del conocimiento turístico que hoy tiene la Sierra de los Padres también se debe a las acciones que Coqui iniciaba desde el centro de Mar del Plata con cabañitas y combis que salían desde las plazas, “arrastrando” turistas.
Es sabido que mantener grandes animales y felinos, con sus médicos veterinarios, el personal necesario para atenderlos, los alimentos, medicamentos y hasta una carga impositiva más feroz que muchos de los propios bichos es una tarea titánica. Máxime cuando desde los estados nacional y provincial nunca fue subsidiado, ni salvado, como pasa con los sojeros que destruyen la tierra para beneficio personal por ejemplo.
Pero la crisis y sobre todo la tendencia mundial en no mantener animales enjaulados, fue derritiendo su sueño. Y así tuvo que vender y cerrar El Paraíso, como lo llamó.
La perversa costumbre de ensalzar a quienes nos dejan en vida no cuadra en este caso. Otro maestro mundial de los medios, Ryszard Kapuscinski, dijo: “Para ser buen periodista hay que ser buena persona” y ese sin dudas fue el caso de Oscar “Coqui” Gastiarena.
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