Mientras la Orquesta Infanto Juvenil de Las Heras y La Gloria de la Peregrina ensayaba bajo la dirección del profesor Claudio Corradini y cuando comenzaban a tocar las estrofas de la zamba La López Pereyra, Abel Pintos ingresó y se puso a cantar.
Esto ocurrió en el Anexo de la sede Mar del Plata del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires, el artista que esa noche se presentaba por octava vez en el Tronador ingresó a la sala y sin interrumpir el ensayo cantó una canción.
Luego en declaraciones a un medio marplatense dijo «Me llamó mucho la atención que cuando ingresé a la sala, la canción ya había empezado, y ninguno de los chicos perdió la concentración. Cuando aparece en escena una persona que admiro, hasta a mí me pasa de ponerme nervioso. Incluso, la concentración cuesta cuando entra en escena alguien que no conozco», subrayó Abel Pintos.
«Ellos nunca la perdieron y fijaron su mirada en el director de la orquesta y no es sencillo lograr eso. Estaban todos muy atentos a su dirección. Fue muy lindo, ya vamos a hacer algo con más tiempo. Sería mejor y más lindo aún hacer algo más cabal con ellos», anticipó el artista.
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