Tal vez desde EDEA justifiquen los cortes que se produjeron en distintos momentos y en distintos barrios y sectores a causa del último temporal. Sin embargo, desde hace meses en la zona se registran cantidad de cortes, microcortes y abruptos golpes de baja y alta de tensión que vienen generando pérdidas y daños en electrodomésticos y equipos tecnológicos e informáticos.
En febrero de 2019 un Correo de Lectores, titulado “Crónica de un paraíso sin luz”, desató una oleada de reclamos e iniciativas que ya se venían gestando en contra de la Empresa Distribuidora de Energía Atlántica, EDEA, luego se juntaron firmas, se realizaron reuniones con diferentes funcionarios y con el Defensor del Pueblo de la provincia, se efectuaron denuncias y EDEA no tuvo más remedio que encarar algunas obras que mejoraron en parte y en algunos sectores el servicio.
La realidad actual demuestra que no fueron suficientes, los requisitos de EDEA para recuperar los gastos que ocasionan la reparación o el reemplazo de las pérdidas a causa de los cortes y golpes de tensión son casi imposibles de cumplimentar y conllevan una pérdida de tiempo que terminan por cansar al usuario hasta que abandona la gestión. Y no se condicen con las falencias en el servicio que presta la empresa.
Comunicarse telefónicamente para hacer reclamos es otra misión imposible, se pueden realizar a través de la página edeaweb pero sólo sirve a los efectos de tener constancia del reclamo y no para tener una respuesta en el corto plazo.
Momentáneamente la pandemia justifica muchas cosas, una de ellas la virtualidad, pero no justifica la desidia, el abandono y mucho menos la negligencia en la atención de un servicio básico en un vasto sector del Partido de General Pueyrredon.
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