Por Libertad Magenta
Desde esta columna se vienen explicando las ventajas de llegar a ser un municipio, así como los fundamentos del separatismo y de la autonomía. En cada tema en que nos hemos explayado, sea gobierno, educación, producción o servicios, se ha demostrado no sólo la ventaja sino la necesidad de que podamos constituirnos como un nuevo municipio. Hemos teorizado desde aquí sobre la importancia de los municipios y en particular de poder constituirnos como uno, pero qué pasa con las teorías en tiempos de crisis, en tiempos de pandemias.
De un breve análisis de la forma en que hemos vivido los últimos meses se advierte una premisa fundamental, somos distintos, está claro que somos distintos, Mar del Plata es diferente a CABA y Sierra de los Padres es muy diferente a Mar del Plata. La pandemia que estamos viviendo y la aplicación de los protocolos sanitarios sólo resaltan y dejan más en evidencia esta situación. Mientras que Mar del Plata se mantiene en fase 4, situación que probablemente se prolongue por mucho tiempo, nuestra zona podría tranquilamente estar en fase 5, en efecto no tuvimos en la zona un solo caso y nuestra densidad poblacional es muy inferior a la del resto de General Pueyrredon considerando la gran extensión de tierra que abarca la zona.
Surge claro que estaríamos mejor solos, pero no sólo por eso, también se puede ver que mientras que hoy podríamos ver reforzado nuestro sistema sanitario, como cientos de pueblos a lo largo y ancho del país, en lugar de eso seguimos teniendo la misma y básica atención de salud en la zona, nunca se nos consideró para un centro covid, para una cama, para un espacio de aislamiento.
Nunca se consideró un protocolo especial para nuestros comercios, para nuestros productores, para nuestras salidas, para la desinfección de nuestros espacios públicos y paseos ni para el único cajero cuya limpieza tuvieron que mendigar los vecinos, y es claro que eso tiene una sola y profunda explicación, una que en el fondo todos conocemos, una que ya fue dicha en cientos de oportunidades… simplemente no nos consideran, nunca nos consideraron, sólo somos un número, somos las hectáreas que representamos para la coparticipación, somos los ingresos de la producción frutihortícola, somos dinero, dinero que no vuelve ni siquiera en tiempo de pensar en nosotros.
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