Por Libertad Magenta
En una de nuestras primeras columnas hablamos de la autonomía municipal y el modelo de municipios autónomos determinado por la Constitución Nacional del 94, profundizando en el tema se puede decir que en la mayoría de los Estados modernos, el municipio es la división administrativa más pequeña y por lo general cuenta con una determinada autonomía variando la misma en función de la magnitud del territorio y cantidad de habitantes.
Ayuntamiento, alcaldía, municipalidad son diversas formas de nombrar este primer eslabón de la cadena de estamentos de un país, el cual por lo general, por tratarse de una extensión territorial más pequeña suele ser el gobierno más cercano e imbuido de la realidad de los ciudadanos.
A modo de ejemplo podemos mencionar el régimen de España donde en una extensión que no llega a duplicar la Provincia de Buenos Aires cuentan con un total de 8.124 municipios. De ellos, el 47% tiene menos de 500 habitantes, el 44% tiene entre 500 y 10.000 habitantes, el 8% tiene entre 10.000 y 100.000 habitantes y, por último, sólo 145 municipios tienen más de 100.000 habitantes.
Justamente el leitmotiv de estas unidades gubernamentales es la cercanía con el vecino y es por esa circunstancia que se justifican aun cuando se trate de pequeñas poblaciones.
LIBERTÉ, ÉGALITÉ, FRATERNITÉ
Otro ejemplo paradigmático es el de Francia. La palabra francesa commune surgió en el siglo XII, del vocablo perteneciente al latín medieval communia, cuyo significado es pequeño conjunto de gente compartiendo una vida común, del latín communis, cosas en común.
En la Francia Metropolitana hay 20.982 comunas con menos de 500 habitantes, lo cual es el 57% del número total de comunas. En esas 20.982 comunas viven 4.638.000 habitantes. En otras palabras, solo el 8% de la población francesa vive en un 57% de las comunas, mientras que el 92% de población restante se concentra solo en un 43% de las comunas.
A pesar de las enormes diferencias en población, cada una de las comunas de la República Francesa posee un alcalde (maire) y un consejo municipal (conseil municipal) que manejan la comuna desde la mairie (municipalidad), con exactamente el mismo poder, sin importar el tamaño de la comuna. Esta uniformidad de poder es un claro legado de la Revolución francesa, la cual quiso acabar con la idiosincrasia local y las tremendas diferencias de clase que existían en el Reino de Francia.
Avanzando en el esquema comparativo podemos observar que en Francia el área promedio de una comuna es de 17,56 km2, esta área es más pequeña que en la mayoría de los países europeos, como Italia dónde el área mediana de las comunas (comuni) es 22 km2, Bélgica donde esta es de 40 km2 o España donde es de 62,38 km2, aun las más extensas quedan lejos de los 2.278 km2 de media por municipio de la Provincia de Buenos Aires.
Lejos, muy lejos, queda la provincia de Buenos Aires de los Estados más avanzados del mundo en materia de distribución y organización territorial.
Incluso Suiza, meca de la organización, en su pequeñísima extensión, cuenta con 2889 cantones (gobiernos locales) con una media de habitantes de 2.942.
Surge claro que la descentralización y municipalización de los territorios en fracciones más reducidas y con poblaciones más pequeñas no solo es “factible” sino que es necesaria para el acceso a una democracia más directa y gobiernos más transparentes, y esto es avalado por los sistemas democráticos más avanzados del mundo.
Pero para los que las Europas les queden grandes en la próxima columna, si aún no somos municipio, desarrollaremos los ejemplos locales en su mayoría superadores de nuestra provincia.
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