Por Libertad Magenta
De cara a las elecciones de noviembre, en septiembre se viene otra PASO, ya se conocen las listas de los diferentes partidos y alianzas y definitivamente para los serranos no hubo sorpresas.
Las zonas rurales y periurbanas de General Pueyrredon, no sólo la nuestra, no están representadas. Podemos decir que no hay participación de los ciudadanos de esos sectores, que en los circuitos de las afueras de Mar del Plata no hay una cantidad de votos que determinen una elección, que los que integran las listas deberían poder representarnos, podríamos decir muchas cosas.
Lo cierto es que se acuerdan de buscarnos cuando llegan estos momentos en los que quieren instalar a sus candidatos. Es ahí, antes de cada elección, cuando pretenden hacernos sentir especiales.
Después la realidad nos demuestra que los problemas de aquellos que no formamos parte del gran conglomerado urbano que es Mar del Plata no se resuelven nunca y que no nos representan.
No nos representan porque simplemente no pertenecemos a un municipio que incluya a nuestras localidades a la hora de planear obras viales, redes de agua potable o cloacas aunque nuestras napas estén contaminadas, pero tampoco controlan el uso de agroquímicos o de la vía pública, ni gestionan filiales de agencias provinciales o nacionales o una sucursal bancaria.
No basta con que el Intendente venga a un acto a mostrar su candidato y nos diga “en mí van a encontrar siempre alguien al lado de ustedes”, tenemos que exigir que esté realmente a nuestro lado, que viva, conozca y sienta como vivimos, que necesitamos.
La doctrina define al municipio como entidad fundamental de la división político administrativa del Estado que le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural promoviendo la satisfacción de las necesidades de la población y el desarrollo de su ámbito.
Un Municipio no es otra cosa que la unidad territorial y poblacional, política y administrativamente organizada dentro de los límites de una provincia, en la que viven un conjunto de familias en relación de vecindad y con fines comunes. Esa relación de vecindad y los deseos, necesidades e intereses de sus actores, es la que se traduce política y democráticamente en términos de identidad, necesidad de representación genuina, y derechos de autodeterminación y autogobierno.
Un nuevo municipio no es imposible, lo que parece imposible es que en su egoísmo político “nuestros” representantes entiendan que es lo que necesitamos.
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