La noticia trascendió no solo los limites serranos, sino que tuvo alcance nacional e internacional, con al menos doscientas notas incluso en otros idiomas en la web. Por eso pensamos que necesitábamos, por ser locales, más información, algo distinto. La realidad es que nos la pusieron difícil y tendremos que ajustarnos a lo que ya saben todos.
Nuestro vecino Roberto Ferre, wedding planner, y uno de los propietarios de la ahora famosísima Finca «El Secreto» all inclusive, nos pidió que lo esperáramos hasta el viernes para darnos una nota, pero lamentablemente las fechas de cierre son sagradas, y más para un periódico mensual como este.
El hecho ocurrió el 8 de enero por la noche, cuando a partir de una denuncia anónima con bastantes precisiones, personal municipal y policial llegaron a una fiesta organizada en El Secreto a unos trescientos metros de la ruta a la altura del kilómetro veintiuno y medio.
Según el relato de policías y municipales, por las publicaciones en Facebook y la denuncia, presumían que se trataba de una fiesta swinger.
“Recibimos una denuncia bastante precisa con la ubicación. Hubo un seguimiento en las redes sociales con el anuncio de la organización de este evento y acudimos al lugar”, explicó el subsecretario de Seguridad de General Pueyrredon, Gustavo Jara, a LA CAPITAL.
“Nos acercamos hasta un galpón muy bien decorado y escuchamos música. Golpeamos la puerta y nos abrió quien era el propietario y -sin poner ningún impedimento- dijo que se estaba desarrollando un encuentro”, agregó Jara.
Al tomar intervención, se encontraron con unas treinta personas “toda gente grande de Buenos Aires, parejas de entre 40 y 60 años, que estaban cenando en una mesa larga”. De inmediato el personal de Inspección General supervisó el lugar y constató que no contaba con habilitación para realizar este tipo de eventos. Había luces y equipos de sonido y además “carecía de las medidas de seguridad”.
Otros medios señalando fuentes policiales y municipales citaron declaraciones y frases como “Fue muy bizarra la situación, pero dentro de todas las cosas que nos tocan esta fue graciosa. Toda la gente fue muy educada, pero al principio nos confundieron con gente del show. Pensaron que veníamos a hacer de strippers” o “¡Qué desilusión! Cuando los vi, pensé que había llegado el postre”, “Mirá los ojos que tenés. Me re calentás”.
El final de la fiesta fue que los organizadores y participantes fueron notificados -por orden de la Fiscalía Federal- por violación del artículo 205 del Código Penal argentino -incumplir medidas adoptadas por las autoridades para impedir la propagación de una pandemia-.
Según una fuente policial, cuando todo acabó alguien dijo ¡Que pena!
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