La abeja amada por muchos, odiada por otros, está en plena propagación. Como todos los años, la abeja comienza a expandir su colmena, a partir de los primeros calores de octubre y hasta marzo es donde la reina pasa de un estado de hibernación a plena postura en donde puede llegar a oviponer hasta dos mil huevos diarios. Así la colmena crece de una manera explosiva y aquí se genera un fenómeno denominado “enjambre natural” donde una segunda reina se va en busca de otro sitio.La abeja (Aphis mellifera) amada por muchos, odiada por otros, está en plena propagación. Como todos los años, la abeja comienza a expandir su colmena, a partir de los primeros calores de octubre y hasta marzo es donde la reina pasa de un estado de hibernación a plena postura en donde puede llegar a oviponer hasta dos mil huevos diarios. Así la colmena crece de una manera explosiva y muchas veces el espacio en donde ésta se desarrolla termina por quedarles chico, aquí se genera un fenómeno denominado “enjambre natural” en donde una segunda reina nacida sólo a éste efecto toma parte de la colmena y enjambra (se va en busca de otro sitio).
Éste lugar puede ser a sólo cinco metros de su ubicación original o hasta tres kilómetros. Muchas veces paran en una rama de un árbol, un poste, o más problemático aún, un alero, un techo o cualquier espacio que la proteja como ser el pulmón que queda entre el solapado de madera y el ladrillo de una cabaña o más simple, el espacio entre los postigos y el vidriado que éste cuida. De cualquier forma ver esa gigantesca nube en el aire es casi apocalíptico porque son los raros momentos en donde vemos entre cinco mil a diez mil abejas en el aire, y cuando eligen un lugar donde posarse es sumamente difícil y peligroso disuadirlas. Algunas personas con coraje y poco conocimiento eligen el humo, el agua, venenos y hasta el fuego, yuxtaponiendo al peligro que ofrece la abeja en sí lo que sería la misma enfurecida, mezclado con un toque de fuego o venenos, siendo un buen cóctel para la catástrofe.
En la temporada de enjambres 2010/2011, se quitaron 82 de la zona serrana y alrededores y la temporada 2011/2012 presenta un crecimiento del 516,6%. Esto suele convertirse en un inconveniente para muchos ya que el veneno de la abeja (apitoxina) suele ser irritante, doloroso, inflamatorio y si la persona que recibe el piquete es alérgica o tiene las defensas bajas puede causarle un cierre traqueal, edema de glotis e inclusive la muerte; pero no es necesario ser alérgico para que esto suceda ya que hablamos del piquete de “una abeja” de un enjambre de diez mil. Lejos de querer asustar o generar pánico ante esta situación, se deben tomar precauciones ante este evento.
Existen personas especializadas en el tema que pueden solucionar este problema sin generar otro, los apicultores. Si bien no están siempre disponibles porque es justo el período donde más trabajo tienen, estas personas son las únicas capacitadas para tratar con este benéfico y a veces mal comprendido áfido. En el afán de solucionar este evento el ciudadano rápidamente asiste a los bomberos y aunque éstos estén dispuestos siempre e incondicionalmente sin pedir nada a cambio a ayudarnos, este problema escapa a su campo de acción (al menos hasta que el “ciudadano” que intenta combatir las abejas con fuego termina incendiando su casa, como ya ha sucedido).
Otro de los caminos que se suele tomar es llamar al 103 (Defensa Civil) quien lamentablemente sólo les brinda el teléfono de un apicultor; también se prueba con gestión ambiental, control de plagas, y otros entes municipales o provinciales y los resultados son inevitablemente los mismos, sólo obtendremos el número telefónico de la persona que solucionará profesionalmente el dilema ya que la abeja (protegida por ley) no se puede combatir, se captura, lo cual está perfecto ya que no queremos que ningún improvisado invente algo que genere el 100% de las veces un mal mayor.
Así que cuando vea un problema de esta índole ya sabe como proceder, no se alarme ni entre en pánico, tome su teléfono y soluciónelo de la mejor manera y la más rápida. La abeja es un insecto sumamente benéfico que convive entre nosotros desde el inicio de los tiempos. “Si la abeja desapareciera de la faz de la tierra al ser humano sólo le quedarían cuatro años de vida” Albert Einstein. Así que, querido vecino, precaución ante este evento que sucede y sucederá cada vez más entre nosotros y del que quizá usted ya ha sido testigo o seguro conoce a alguien que lo fue.
Por Lautaro Tellechea
Ing. Agronómo
Si quiere ver un cazador de abejas en acción entre en www.youtube.com/watch?v=NNYWulCo-Iw